lunes, 22 de diciembre de 2014

¡Os ha nacido un Salvador!

Al principio existía la Palabra...
en ella estaba la vida,
y la vida era la luz de los hombres...

Podemos creer o no creer, también creer según mejor sea que podamos. Sin embargo, esta vieja confesión de fe da cuenta de que la eventualidad de lo Infinito y Absoluto, como principio de bien y felicidad para todos, quiere guardar relación con nosotros.

Por eso la Navidad, creamos o no, lo hagamos como lo hagamos, en lo esencial viene a recordarnos que nuestras mejores posibilidades surgen de donde surgen: de la debilidad, asumida no como moral de esclavos, sino como camino sin condiciones para la libertad, propia y ajena.

Por eso el Niño, creamos o no, nace para todos. Para devolvernos, desde lo Infinito y Absoluto que se abaja y queda entre nosotros, nuestro rostro más luminoso: el de seres llamados a honrar la vida.


Por eso, creamos o no, desde nuestro fondo más auténtico de hombres y mujeres, sin entrar en la coartada fácil de la bondad vaciada de sustancia, mercantilizada, podemos desearnos sincera y profundamente: ¡Felicidades!


¡Felicidades! porque una vez más podemos re-descubrir que "nacer desde la debilidad" es la mayor fuerza y riqueza que tenemos como individuos y como sociedad.


¡Que todos podamos pasar estos días en serena y constructiva Paz!